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El proximo martes 17 se inicia en todo el pais el año escolar 2010-2011, y aunque mantenemos viva la fe en que este sera un año escolar de mucho probecho, no podemos dejar de pensar seriamente acerca de los problemas de nuestra sociedad y de que el origen de la mayor parte de los males que padecemos provienen de fallos y defectos en la educación. Es muy posible que las deficiencias actuales de la educación sean una de las cosas más negativas de nuestra sociedad, estas deficiencias se originan ya en la familia, crecen en la escuela, se amplían y se consolidan en la vida social.
No considero como una exageracion decir que hoy, en la mayoría de las familias dominicanas, hay grandes deficiencias educativas. La educación requiere convivencia intensa en un clima de confianza y comunicación, pero la forma de vida dominante, excesivamente sometida a exigencias, externas, hace que los padres estén poco con los hijos y hablen poco con ellos. Sería interesante que los padres se preguntaran cuánto tiempo dedican cada día, cada fin de semana, a estar con sus hijos y hablar con ellos con tranquilidad y confianza.
Uno de los peligros mas graves que se ve en la juventud actual es la prematura confianza en sí mismos. Se ven más cultos, más dueños de la situación que los adultos, llegan fácilmente a la convicción de que no pueden confiar en los mayores ni aprender nada de ellos, se cierran en su mundo y organizan su vida, por el día o por la noche. No faltan quienes fomentan estos sentimientos para hacerlos más influenciables y explotarlos mejor, económica o ideológicamente. Un joven que no confía en sus padres ni en sus maestros es una presa fácil para los modernos cazadores de cabezas. Ellos tienen que saber distinguir las palabras falsas de las verdaderas, los halagos interesados del amor leal y verdadero. Se juegan la vida en ello. Encontrar un buen maestro en la vida es una gran fortuna, pero de igual manera confiar en un falso maestro es la peor desgracia.
Muchas cosas más se podrían decir, pero sólo pretendo invitar a los responsables de la educación dominicana (padres, profesores, comunicadores, sacerdotes, pastores) a una sincera y leal revisión de lo que estamos haciendo en este campo sagrado de la educación de nuestros jóvenes. No sirve de nada prohibir, criticar, aumentar las tensiones. Hay que acercarse, escuchar, ayudar a reflexionar, ser leales con ellos, proponer ideales estimulantes y verdaderos, exigirles amablemente, presentarles unos estilos de vida que les convenzan y les impulsen a ser mejores.
Adaptado del articulo: Educar, tarea urgente
Autor: Fernando Sebastián Aguilar
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